
Cuentan que James Joyce, cansado del debate nacionalista con sus compatriotas irlandeses, les sugirió que ya que no podían cambiar de país sí que podían cambiar de tema. Es difícil evadirse de la democracia de opinión y sustituirla por la democracia deliberativa, argumentada, respetuosa con las opiniones ajenas. Tras pasar unos días en la Castilla…